COLCHAS DE LA MEMORIA
Las Colchas de la Memoria son un conjunto de
tapices artesanales, elaborados por un grupo de mujeres en el municipio de Maríalabaja, en la subregión de los Montes de María bolivarense.
Estas mujeres son oriundas de distintos corregimientos de este municipio, entre
ellos, Mampuján, El Recreo y San Pablo.
Tras el desplazamiento de Mampuján del 11 de
marzo de 2000, originado por el conflicto armado en los Montes de María, la Red
de Mujeres cristianas de CEDECOL a través del Comité Central Menonita, envió
asistencia a la comunidad para superar el dolor y el trauma producido por la
guerra. Teresa Geisser psicóloga y artista textil norteamericana fue la persona
enviada para ayudarles en este proceso, ella había trabajado en procesos
similares de sanidad interior y superación del dolor a través de las artes en
países como El Salvador. Teresa, en medio de la situación y desánimo de las
mujeres de Mampuján les enseñó la técnica de aplicaciones sobre tela, llamada
“quilt”, utilizada en su país para elaborar colchas.
Las mujeres de Mampuján comenzaron por hacer
piezas pequeñas y terminaron haciendo grandes telares donde plasmaban sus
vivencias y sus traumas. Los temas de las mantas son la esclavización, los
palenques, el desplazamiento, los crímenes cometidos contra sus habitantes,
etc. Las mujeres manifiestan que hacer y coser las mantas les ha servido de
terapia para superar los traumas porque mientras las hacen conversan acerca de
cada situación vivida y de esta manera socializan los sufrimientos de tal
manera que terminan poniéndole humor a sus sesiones de artesanía.
Vale la pena recalcar que en un principio el
“quilt” no tuvo gran acogida entre las mujeres de Mampuján, pero con el tiempo
fueron desarrollando la destreza necesaria y pasaron de trabajar temáticas
frutales y bodegones, a plasmar las escenas de la guerra y la realidad del
desplazamiento forzado. La idea de plasmar la realidad de un pasado doloroso y
triste nació en el corazón de estas mujeres.
"Para hacer las mantas de la exposición
nos reuníamos dos horas, tres días a la semana. Esto ayudó a sanar el trauma.
Al principio, dolía mucho y llorábamos. Ahora, sentimos que la terapia da
resultado. Uno, antes, quería olvidar y arrinconaba los recuerdos, pero seguían
ahí, lastimando. Con la terapia, uno recuerda lo malo, pero ya no hace
daño". (Gledis López. Entrevista personal)
El primero de los tapices se llamó Mampuján,
día de llanto. 11 de marzo del 2000. El deseo que tenían era el de recordar lo
acontecido. Esta colcha se encuentra en el nuevo asentamiento, Rosas de
Mampuján o Mampujancito. (Juana Alicia Ruíz. Entrevista personal)
Al terminar y poner en conocimiento de la
comunidad la obra que habían realizado, la Red de Desarrollo y paz de Montes de
María se interesó por el proyecto y quiso que este se duplicara en otras
comunidades. Posteriormente Juan Manuel Echavarría conoció acerca de las
Mujeres de Mampuján y a través de la fundación Punto de Encuentro, a la cual
pertenece, quiso apoyar el proyecto de colchas de la memoria. Echavarría
solicitó a las mujeres la producción de 11 colchas, con el fin de presentar
exposiciones en distintos lugares de Colombia y del mundo.
En la actualidad, el deseo de las Mujeres de
Mampuján es replicar este proceso en las distintas comunidades víctimas del
flagelo de la violencia y del desplazamiento forzado, como una manera de
ayudarles a superar el duelo, y dar de gracia, lo que de gracia recibieron.
La iniciativa de
las mujeres tejedoras de la memoria de Mampuján es un referente obligado de
procesos de memoria en los Montes de María: una forma en que una comunidad
lucha contra el olvido y la injusticia, de la sublimación y expresión sobre los
hechos violentos que transformaron y afectan su cotidianidad profundamente y
que hoy siguen latentes y sin una verdadera reparación. Por medio de colchas de
la memoria, por medio de proyectos productivos, por medio del Bullerengue,
estas mujeres tejen la historia de sus vidas y de su pueblo, la memoria de las
cosas que pasaron y que no deberían volver a pasar. (http://montemariaaudiovisual.wordpress.com/cinta-de-suenos/)
Las colchas
reconstruyen memorias mediante la construcción de imágenes de la misma
manera que las molas, textiles, colchas de retazos y otras tradiciones textiles
son utilizadas por sus creadoras en un contexto culturales especial, como
víctimas de la guerra, para contar historias, es decir, han sido usadas como un
medio de comunicación social y cultural, de narrativa y tradición oral.
Teniendo
en cuenta que estas mujeres proceden de poblaciones que fueron azotadas y
desplazadas por el conflicto armado, resulta por demás benéfico el trabajo en
equipo que requiere la elaboración de estas colchas, el recordar para sanar y
la oportunidad de manifestar las emociones y sentimientos que produjo la guerra
y el desplazamiento forzado. Bordadas delicadamente con encajes y telas traídas
de Sincelejo, las figuras cuentan los episodios de la vida cotidiana así como
el paso de su pueblo esclavizado de África a América y las rebeliones de los
cimarrones.
La comunicación
y la cultura pueden convertirse en herramientas de resistencia cultural contra
el impacto negativo del conflicto armado. (Clemencia Rodríguez- 2008). Luego, el narrar a través de figuras en tela busca
activar la evocación, el recuerdo a partir de la recuperación de imágenes, es
decir, de la memoria como imagen. Así, el recuerdo se construye apelando al
tiempo como figuras: los colores, olores, texturas, ritmos, formas que hacen,
transportan o dan cuenta del momento significativo o del evento traumático.
Disponer de telas de una variedad de colores y texturas busca invitar a
explorar la imaginación. (CNRR. Grupo de MH-2010)
La
elaboración de estos telares artesanales permitió a esta comunidad
visibilizarse dentro de una sociedad que la marginaba y mantenía en el olvido.
Fue así como dentro de la gestión de la Comisión Nacional de Reparación y
Restitución, tuvieron acceso al proceso de Justicia y Paz
Los discursos
narrados a través de estos coloridos telares se “escuchan” entre las
comunidades víctimas del conflicto, pero también han sido escuchados en muchos
lugares del territorio colombiano y resuenan en la comunidad internacional,
visibilizando no solo el conflicto, las masacres, sino también, a las mujeres
de Mampuján.
Las mujeres
de Mampuján se apropiaron de este medio como una forma de producir imágenes
para contar al mundo sus realidades. Para ellas, el ser entrevistadas y
reconocidas ha sido como la recuperación de un espacio perdido, aún, de una
identidad que fue maltratada y despedazada por el terror. Hoy día ellas se
sienten empoderadas y listas para convertirse en agentes de transformación para
la región.